La Negra Soledad
Sábado 20 de julio, 10 de la mañana, quinto cigarrillo que fumo y me esperan unos quince mas en estas próximas horas; se llevan las 20 sillas blancas que nos prestaron y los 6 banquitos también; me quedo solo, no están mis primos, ni mi hermana, ni mi mujer, ni mis hijos, ni los vecinos, solo yo, mi cigarro y mi tío yerto en su cajón.
Fumo parado, observo lo que queda del hermano de mi madre, analizo su vida sin ánimos de juzgarlo – ya para qué- si no con ánimos de comprenderlo, quedó inconclusa la conversación que estaba preparando hacerle a él uno de estos días, y no fue.
Quería preguntarle, por su soledad, por sus luchas, por su vida y por sus sueños, que esperanzas tendría en su corazón, que le alegraba el alma, y en que se equivoco?.
Quería que me dé una cátedra de soportar la vida aun en los momentos más duros; como rompió con el sistema, como llevaba su vida caminando por las calles, como veía al Mundo, que opinaba de la Iglesia, de los partidos políticos , su visión del mundo actual y las famosas historias de las conspiraciones mundiales.
Quería saber de los Beatles, de Sánchez Cerro, de las revolucione apristas, de la pagina once, de la guerra mundial, del apartheid, uff tenia tanto que preguntar, y no me di tiempo para hacerlo.
Sabía que tenía historias que contar a su modo de su familia, de sus hermanas, de sus hijos y de su abandono buscado y provocado por el; sin embargo de eso yo no quería hablar y el sí.
Sigo fumando con él y mi cigarro, evoco mis cosas, mis amigos, mis amores, mi familia, evoco a los que ayude y que me ayudaron, evoco mis propiedades y mis deseos, mis sueños y mis tristezas y de que sirve digo.
De qué sirve todo lo que tenias Rogelio, todos esos papeles y juicios y estudios y discos y libros y revistas y cartas y comentarios y fotos y tu dinerito, de que sirve cuando te vas.
Ya desde ayer no me interesan las cosas materiales que tengo, ya desde ayer valorare mas el instante supremo del ahora, el presente hermosos de vida que tengo, porque nada me llevare, nada al fin y al cabo era mío.
Prendo otro cigarro camino lerdo alrededor de tu cajón, no hay nadie, no hay amigos, no hay familia, no hay conocidos, solamente tú, yo y mi cigarro.
Eras feliz a tu manera, habías organizado tu soledad como tú querías que sea, admiro tu cultura, tu afán lector que tenias- creo que herede eso de ti- y se que tenias una soledad tuya, tuya de ti, una soledad que si te sirvió para digerir los tragos amargos de la vida.
Ay, al son de los tambores esta negra se amaña al sonar de la caña van brindando sus amores Es la negra Soledad la que goza mi cumbia esa negra zalamuña qué caramba con su pollera colorá.
Sonaba esa canción, cuando bailaste en mi casa, hace poco; creo que te venias a despedir y decirme que bailabas con la Negra Soledad, que paradojas del destino y encima estabas bailando en mi casa, con una amiga colombiana, que le dábamos la bienvenida a Perú.
Y bailabas con La Negra Soledad, que tenía su pollera colorá.
Mira tú, sigo fumando y tanto me estás diciendo, toda la charla que pensaba tenerla, pues la estamos haciendo.
Gracias Tío Rogelio por tu lección de vida y por dejarme fumar tantos cigarros en tu delante, no tengo ya nada que decir, que las ofensas que me dieron, las deslealtades de la gente, las calumnias e injurias que he sido víctima, no me sirven a mí para nada, pues no las he hecho yo y por qué sentirme culpable del pecado ajeno, así que a la espalda, o dejarlas amontonadas en un recodo del camino, pues las cosas que hice mal, quisiera que nadie las lleve a las espaldas, y me las muestre algún momento.
Aun con todo, admiro tu templanza para soportar la vida y sé que bailabas y cantabas, con esa bella sonrisa que tuviste y hasta el último momento me gusto.
Te vas, y me has dicho mucho en tu gélido silencio, que yo calentaba con el decimo cigarrillo que fumaba.
Y la conversación que yo planeaba tener contigo, tu ya la tenias preparada, hoy sábado 20 de julio 11 de la mañana, sin sillas y con solo diez cigarros por charlar pronto.
MAVM//lima 2013
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